Por Mary Pili Hernández
Pareciera
que es muy difícil para algunas personas decir siempre la verdad. Inclusive,
hay quienes consideran que no es importante, que no es necesario o, peor aún,
que ni siquiera es conveniente decir siempre la verdad.
Mentir es
una costumbre lamentablemente arraigada
en nuestra cotidianidad: “ya estoy
llegando, lo que pasa es que me agarró una cola” (y la verdad es que
ahorita es que está saliendo de su casa); “mi
amor, es que tengo mucho trabajo y me tengo que quedar hasta tarde en la
oficina” (y la verdad es que se fue a cenar con una compañera de trabajo a
la que también le mintió diciendo que no era casado).
¿POR QUÉ LA GENTE
MIENTE?
Es muy
importante entender cómo funciona el mecanismo de la mentira. Aquellos que
están acostumbrados a mentir constantemente, suelen justificar su conducta
diciendo que lo hacen para no hacerle daño a otro. Y sucede que esa es la más
grande de las mentiras.
Es
completamente falso que existan “mentiras blancas”. Una mentira es una mentira
y no tiene gradación, porque la verdadera razón por la cual una persona miente
no es para proteger a otra (excusa cínica por demás, aunque completamente
aceptada socialmente). La única razón por la que las personas mienten es porque
no quieren asumir la responsabilidad o las consecuencias de sus actos, en otras
palabras, por incoherencia e irresponsabilidad.
Para
ilustrar con los ejemplos que pusimos anteriormente, cuando alguien dice que lo
agarró una cola y que por eso está llegando tarde, en el fondo lo que sucede es
que no respeta el tiempo de los demás, y no quiere reconocer, o mejor dicho,
reconocerse a sí mismo, que para él o ella era más importante dormir media hora
más, que el tiempo que van a perder las personas que lo están esperando.
De igual
modo, el esposo que dice que llegará tarde porque está trabajando, lo que no
quiere es reconocer que su vanidad personal de sentir que puede ser atractivo
para otra mujer es más importante que el respeto y la lealtad que le debe a su
esposa y sus hijos. En otras palabras, en ambos casos, los mentirosos podrían
decir que no dicen la verdad para no hacerle daño a la otra persona, pero el
engaño está en creer que lo que le haría daño sería CONOCER LA VERDAD, cuando
lo que en realidad está produciendo el daño es la CONDUCTA incoherente e irrespetuosa
del mentiroso. Las palabras no son las causantes del daño, son las acciones.
CONSECUENCIAS DE MENTIR
Mentir se ha
convertido en un uso y costumbre en nuestra sociedad, la gran mayoría de la
gente lo hace y eso pareciera ser “normal”. Sin embargo, es importante
reconocer que eso le hace muchísimo daño a nuestro sistema social de valores.
Si un niño
ve que en su casa se miente flagrantemente, que mentir no trae ninguna
consecuencia y que, por el contrario, la mentira lo puede “librar” de tener que
asumir las consecuencias de sus actos y ser responsable, pues simplemente,
cuando sea grande eso será lo que hará. Peor aún, hay padres que ponen a los
hijos a mentir por ellos: “dile que no
estoy”.
Con ese
ejemplo en el hogar, la palabra y el compromiso dejan de tener valor y se vive
un mundo en el que no se puede confiar. Por tanto, decir una mentira, blanca o
del color que a cada uno le guste, es algo que, aunque parece inocuo,
desgraciadamente genera graves consecuencia en la formación y en el comportamiento
de los niños y jóvenes y, en consecuencia de la sociedad en general. Después
nos quejamos de que en nuestra sociedad existan tantas personas incoherentes e
irresponsables, sin darnos cuenta de que, muchas veces, nosotros mismos,
podemos estar dando el mal ejemplo.
No podemos
pedir a los demás cosas que nosotros no estamos dispuestos a dar. Para criticar
a otro primero debo hacer una revisión de mí mismo. Así que, la próxima vez que
vayas a decir una mentira, piensa en cómo tú te sentirías si otra persona te
mintiera. Y, al menos, no lo hagas delante de tus hijos.
@marypilih
mphopinion@yahoo.com
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