miércoles, 30 de diciembre de 2015

DECIR SIEMPRE LA VERDAD



Por Mary Pili Hernández

Pareciera que es muy difícil para algunas personas decir siempre la verdad. Inclusive, hay quienes consideran que no es importante, que no es necesario o, peor aún, que ni siquiera es conveniente decir siempre la verdad.

Mentir es una  costumbre lamentablemente arraigada en nuestra cotidianidad: “ya estoy llegando, lo que pasa es que me agarró una cola” (y la verdad es que ahorita es que está saliendo de su casa); “mi amor, es que tengo mucho trabajo y me tengo que quedar hasta tarde en la oficina” (y la verdad es que se fue a cenar con una compañera de trabajo a la que también le mintió diciendo que no era casado).

¿POR QUÉ LA GENTE MIENTE?

Es muy importante entender cómo funciona el mecanismo de la mentira. Aquellos que están acostumbrados a mentir constantemente, suelen justificar su conducta diciendo que lo hacen para no hacerle daño a otro. Y sucede que esa es la más grande de las mentiras.

Es completamente falso que existan “mentiras blancas”. Una mentira es una mentira y no tiene gradación, porque la verdadera razón por la cual una persona miente no es para proteger a otra (excusa cínica por demás, aunque completamente aceptada socialmente). La única razón por la que las personas mienten es porque no quieren asumir la responsabilidad o las consecuencias de sus actos, en otras palabras, por incoherencia e irresponsabilidad.

Para ilustrar con los ejemplos que pusimos anteriormente, cuando alguien dice que lo agarró una cola y que por eso está llegando tarde, en el fondo lo que sucede es que no respeta el tiempo de los demás, y no quiere reconocer, o mejor dicho, reconocerse a sí mismo, que para él o ella era más importante dormir media hora más, que el tiempo que van a perder las personas que lo están esperando.

De igual modo, el esposo que dice que llegará tarde porque está trabajando, lo que no quiere es reconocer que su vanidad personal de sentir que puede ser atractivo para otra mujer es más importante que el respeto y la lealtad que le debe a su esposa y sus hijos. En otras palabras, en ambos casos, los mentirosos podrían decir que no dicen la verdad para no hacerle daño a la otra persona, pero el engaño está en creer que lo que le haría daño sería CONOCER LA VERDAD, cuando lo que en realidad está produciendo el daño es la CONDUCTA incoherente e irrespetuosa del mentiroso. Las palabras no son las causantes del daño, son las acciones.

CONSECUENCIAS DE MENTIR

Mentir se ha convertido en un uso y costumbre en nuestra sociedad, la gran mayoría de la gente lo hace y eso pareciera ser “normal”. Sin embargo, es importante reconocer que eso le hace muchísimo daño a nuestro sistema social de valores.

Si un niño ve que en su casa se miente flagrantemente, que mentir no trae ninguna consecuencia y que, por el contrario, la mentira lo puede “librar” de tener que asumir las consecuencias de sus actos y ser responsable, pues simplemente, cuando sea grande eso será lo que hará. Peor aún, hay padres que ponen a los hijos a mentir por ellos: “dile que no estoy”.

Con ese ejemplo en el hogar, la palabra y el compromiso dejan de tener valor y se vive un mundo en el que no se puede confiar. Por tanto, decir una mentira, blanca o del color que a cada uno le guste, es algo que, aunque parece inocuo, desgraciadamente genera graves consecuencia en la formación y en el comportamiento de los niños y jóvenes y, en consecuencia de la sociedad en general. Después nos quejamos de que en nuestra sociedad existan tantas personas incoherentes e irresponsables, sin darnos cuenta de que, muchas veces, nosotros mismos, podemos estar dando el mal ejemplo.

No podemos pedir a los demás cosas que nosotros no estamos dispuestos a dar. Para criticar a otro primero debo hacer una revisión de mí mismo. Así que, la próxima vez que vayas a decir una mentira, piensa en cómo tú te sentirías si otra persona te mintiera. Y, al menos, no lo hagas delante de tus hijos.

@marypilih

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